lunes, febrero 07, 2005

Una generación en ciernes

¿Cuándo se gesta una generación de poetas? ¿Lo marca el simple hecho de haber nacido bajo el tirano mandato de una década? La realidad es que no. No, diez años no conjuntan a un grupo de poetas que comparten gustos estéticos, exploratorios, de alcance de mirada, de obsesiones comunes, de divorcios con ciertas partes de las tradiciones locales y universales y, sobre todo, de apuestas: de ir en contra de “la experimentación tiene un límite”. No. La generación que convocamos está creando, mediante presencias comunes, referentes y guiños que son decodificados, arrebatados, acariciados y anclados, una serie de poemas que no tienen miedo a no ir por la ruta de lo establecido y las formas decorosas de una “poesía correcta”. Después de haber leído más de 250 poetas de toda Latinoamérica, los editores de El Billar de Lucrecia pensamos, y acotamos, que hay algunos autores nacidos a finales de los 60 que están más cerca de nuestras posturas poéticas que la de sus predecesores nacidos a principios o mediados de esa década o de algunos poetas nacidos hacia finales de los 70 de quienes -definitivamente- nos sentimos alejados. Y nos cuestionamos su oportuno ingreso a nuestro catálogo. Es una disyuntiva crítica pero creemos que la inclusión de algunos autores latinoamericanos nacidos en los años anteriores a 1970 dará, al final de los 13 títulos que conformarán El billar de Lucrecia, un concepto verdadero de generación. Una generación que hemos denominado La Generación Picapica, conformada por poetas de alto riesgo y alta tensión que con sus poemas aplicados sobre la piel de los otros causarán gran irritación y comezón. En breve tendrán más noticias.